Durruti nace en León el 14 de julio de 1896, hijo de un obrero de ideología socialista, trabajó desde los catorce años como mecánico ferroviario. En 1913 se afilió en la sección metalúrgica de la Unión General de Trabajadores (UGT). Tras participar en la huelga revolucionaria de agosto de 1917, se exilió a Francia.

Al regresar a España en 1920, se estableció en Barcelona ingresando en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Junto a Francisco Ascaso, Joan García y Ricardo Sanz fundó en 1922 el grupo anarquista Los Solidarios con el objetivo de luchar contra las bandas armadas dirigidas por los empresarios catalanes. A este grupo se le atribuiría en 1923 el atentado contra el cardenal y arzobispo de Zaragoza Juan Soldevila. También intervino en un atraco contra la sucursal del Banco de España en Gijón.

Durruti formuló una teoría de la revolución social basada en el golpe de estado insurreccional, a cargo de grupos de combate minoritarios.

La dictadura de Primo de Rivera provocó el exilio de Durruti y el resto de sus compañeros, no sin antes haber pasados largas temporadas en prisión por su implicación en las movilizaciones obreras de la época. Durante su exilio recorrió diversos países latinoamericanos (Argentina, Chile, Cuba, etc.). Mediante atracos entendidos como activismo revolucionario, reunieron durante ese periodo fondos para las agrupaciones anarquistas. De vuelta a Europa fue detenido en París junto a Ascaso y Gregorio Jover acusados de intento de asesinato contra Alfonso XIII.

Al proclamarse la República, regresó a España. Opuesto a la consolidación de la República parlamentaria y a los sucesivos gobiernos republicanos, participó activamente en las revueltas anarquistas de 1932 y 1933, y en la fracasada revolución de octubre de 1934. Esta experiencia le llevó a defender el no boicot de la CNT a las elecciones de febrero de 1936.

Con el estallido de la Guerra Civil, dirigió las fuerzas anarquistas en Barcelona durante los combates del 19 de julio de 1936. Promovió el Comité de Milicias Antifascistas y encabezó una columna de milicianos que fue enviada al frente de Aragón para tomar Zaragoza. Durante su avance procedió a la colectivización de los territorios recuperados.

En noviembre se trasladó a Madrid para apoyar la defensa de la capital. Al mando de una formación de milicianos conocida en su nombre como columna Durruti, defendió el sector de la Ciudad Universitaria. El 20 de noviembre de 1936 murió de un disparo recibido en circunstancias confusas. Su sepelio en Barcelona congregó a una inmensa multitud.