mujer y genealogía
La genealogía bebe de diferentes fuentes documentales. Estas, a su vez, se conservan en diferentes tipos de archivos: eclesiásticos, privados, municipales, históricos…
En los archivos eclesiásticos, son fundamentales los libros parroquiales, como los libros bautismales, los de defunciones y los de matrimonios. En todos ellos aparecen nombres, fechas y datos de filiación que incluyen tanto a los hombres como a las mujeres.
En los archivos públicos, en general, hay más fuentes en las que aparecen nombres de hombres que de mujeres. Por ejemplo, en los registros fiscales, en los padrones de urbana, rústica y pecuaria, los titulares de las casas, los campos, o los ganados son hombres, con la salvedad de los casos en los que las titulares son viudas, y más raramente, solteras.
Pero existen otros documentos, que sí son útiles para ayudar a elaborar los árboles genealógicos familiares. Por ejemplo, los padrones de población y los padrones del impuesto de cédulas personales, precedentes de nuestro actual DNI, que detallan los nombres de las personas que viven en cada casa, su estado civil, lugar de nacimiento, dirección y edad. Uno de los apartados más interesantes que contienen es el que detalla el oficio de cada persona, lo que ayuda a reconstruir en cierto modo la historia del trabajo femenino, a pesar de que en la mayoría de los casos se rellenaba con la denominación “sus labores”, o en épocas algo más lejanas en el tiempo “su sexo”. Sucede así también en los censos electorales, que en este caso solo recogen nombres y datos relativos a mujeres en el escaso periodo situado en la primera mitad de la década de 1930, en que tuvieron derecho al voto. También incluye DARA un gran número de árboles genealógicos digitalizados, correspondientes a familias aragonesas de varias casas nobles e infanzonas. Los expedientes académicos (ver apartado Mujer y educación) contienen también en ocasiones certificados con datos de filiación.
Muchos de estos documentos pueden consultarse en DARA: