El archivo monástico

El archivo era un elemento fundamental en el monasterio de Santa María de Sigena, al igual que sucedía con el resto de las instituciones del Antiguo Régimen. En el plano más práctico, se custodiaban bajo llave las escrituras que podían servir para demostrar, mediante su presentación a autoridades superiores, la legitimidad de sus derechos de propiedad o la vigencia de sus privilegios, sin olvidar que las religiosas compartían la convicción de que los documentos debían guardarse también como parte integrante del patrimonio del monasterio. Además de los propios, el archivo monástico se ocupó al principio de su historia de salvaguardar importantes documentos de la cancillería real de la Edad Media.

La documentación generada y acumulada por el monasterio es reflejo de su historia, iniciada a finales del siglo XII: desde la constitución de su rico patrimonio económico y cultural a través de donaciones (algunas contenidas en testamentos) y compraventas (tanto de bienes rústicos, como inmuebles urbanos o títulos de deuda pública), hasta su funcionamiento interno (nombramiento de prioras, reglas de convivencia, etc.). Las escrituras notariales y otros libros confeccionados para la administración del monasterio dan muestra de la vida cotidiana en Santa María de Sigena y en los territorios que se encontraban bajo su control. Frecuentes fueron los contactos con la casa real y la jerarquía eclesiástica, donde las religiosas tenían a miembros de su familia, ya que muchas pertenecían a familias nobles, como se demuestra en la serie de expedientes de limpieza de sangre de los siglos XVIII y XVIII que las aspirantes a ingresar en el monasterio presentaban.

Los pergaminos, libros y legajos que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Huesca y en Villanueva de Sijena son sólo una parte del rico conjunto documental que acumuló el monasterio entre 1173 y 1923, del que podemos hacernos una idea a través de inventarios y testimonios anteriores a la intervención del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional en 1938, y que se ha tratado de compilar en el proyecto que da sentido a este portal web.

EL ARCHIVO SEGÚN EL CRONISTA DEL MONASTERIO, MARIANO DE PANO


Dice Mariano de Pano:

«Desde los primeros tiempos tuvieron especial cuidado las prioras de Sijena en la custodia de su archivo, siendo su organización esmerada, así como la redacción de los índices correspondientes.

Los [documentos] que importaban para el interés de la Casa fueron colocados en los armarios (…) y los demás en dos cofres (…). Y era tal el esmero con que las escrituras se custodiaban que los armarios, colocados sin duda en alto y en el trascoro de la iglesia, no se abrían sino con la asistencia del Esguart, es decir, de las trece señoras más antiguas. La que lo era menos tenía el cargo de colocar la escalera que estaba cerca, pero sujeta y cerrada con llave. Las puertas del archivo tenían tres llaves también.

Hoy el archivo de Sijena, colocado sobre el claustro junto a la sala capitular, se compone de tres armarios abiertos en el hueco de la pared y contenidos en una habitación de regulares dimensiones. Tiene el armario del centro quince cajones con sus correspondientes etiquetas (…) y en dichos cajones los documentos van ordenados por los pueblos en que radicaban los bienes (…). Los números primeros contienen, además de las escrituras de fundación, las bulas pontificias, privilegios reales y bulas de los Grandes Maestres»

Mariano de Pano y Ruata, El Real Monasterio de Santa María de Sijena, José Ángel Sesma Muñoz (coord.), Zaragoza, CAI, 2004, pp. 201-204.