Heráldica y nobleza en el monasterio de Santa María de Sigena

La vida monástica en Sigena ofrecía unos atractivos nada desdeñables para las hijas de las grandes familias: una vida digna de su condición, rodeadas por sus damas de compañía y criadas, alejadas de los peligros del mundo a la vez que de la tutela directa de padres y hermanos. También eran centros de educación para jóvenes doncellas o refugio de viudas en una seguridad difícil de alcanzar fuera del claustro.

En los siglos modernos, el sistema de ingreso elitista pervivió pero, con el traslado de la Corte a Madrid, las grandes familias aragonesas más cercanas a la Monarquía pierden el interés por el Monasterio y son sustituidas por la baja nobleza, familias infanzonas que permanecen mayoritariamente en territorio aragonés y catalán.

No obstante, la exigencia de nobleza para ingresar como dueña en Sigena permanecerá hasta mediado el siglo XIX cuando, por la pérdida de rentas producida por la desamortización, una bula papal autorizará a la priora a no exigir estatuto de nobleza a las nuevas profesas.

 

 

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LIMPIEZA DE SANGRE Y HERÁLDICA


En el siglo XVI, se extendió en muchas instituciones españolas la limpieza de sangre. Así se trataba de evitar mezclar los cristianos viejos con los descendientes de conversos, moros o penitenciados por la Inquisición.

En Sigena no está claro cuando comenzó pero en el siglo XVII ya hay expedientes en los que se exige no sólo la condición nobiliaria sino también la limpieza de sangre. En ellos se incorporaba copia del escudo de armas de las cuatro ramas de la familia de la profesa.

Estos escudos hacen que, aunque sufrió muchas pérdidas durante la última guerra civil, el Archivo de Sigena sigue siendo uno de los más importantes para el conocimiento de la heráldica aragonesa. Actualmente el Archivo Histórico Provincial de Huesca conserva más de un centenar de expedientes de limpieza de sangre, la mayor parte con escudo de armas.

 

 

 

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LOS ESCUDOS

Como la función de los escudos es demostrar la nobleza por las cuatro ramas familiares, la mayor parte están divididos en cuatro cuarteles, uno por cada rama. Todos están policromados y, normalmente, en buen estado de conservación.

BIBLIOGRAFÍA