La iglesia de Nuestra Señora del Portillo de Zaragoza es famosa entre otros motivos por albergar los restos de las Heroínas de los Sitios: Agustina de Aragón, Casta Álvarez y Manuela Sancho. Aunque el culto a la Virgen del Portillo se remonta a los primeros años de la Zaragoza cristiana, ya que evitó milagrosamente que la ciudad fuera reconquistada por los musulmanes, el edificio que hoy día podemos contemplar ha sufrido muchos cambios a lo largo de sus 900 años de historia.

Después de varias reedificaciones y remodelaciones, la fábrica actual que puede contemplarse es fruto del siglo XIX. Durante los decenios centrales de este siglo se reconstruyó casi por completo, ya que había quedado en un estado ruinoso tras la Guerra de la Independencia.
La iglesia del Portillo en construcción, a mediados del siglo XX. AHPZ/MF/Coyne/6881

El edificio arrasado por los combates por la capital del Ebro era de comienzos del siglo XVIII. Sin embargo, la construcción de este edificio no fue para nada sencilla. Los devotos de la Virgen del Portillo, devoción en franco retroceso en esa época, lo explicaban de esta manera: 

por la ruina que amenazaba en años pasados la Iglesia y Santuario antiguo donde se hallaba la dicha Santa Imagen, se vio precisa la dicha cofradia a edificarle nuebo templo, el qual se halla con el adelantamiento, que es notorio, sin otros medios que los de la piedad de sus Debotos, y por falta de aquellos se vio suspendida la fabrica muchas temporadas

Las nuevas obras comenzadas en 1702 habían sufrido distintos parones debido a la falta de liquidez para poderlas continuar debidamente. El 22 de octubre de 1731, el Hospital de Nuestra Señora de Gracia pretendía realizar unos festejos taurinos en el Coso para sufragar sus gastos. Por aquel entonces, la plaza de la Misericordia todavía no había sido construido y las corridas se hacían en la calle, por lo general en la plaza del Mercado (actual Mercado Central).
Solicitud de los cofrades al Real Acuerdo, AHPZ, J-1888-14

Aprovechando la ocasión, la Cofradía de Nuestra Señora del Portillo solicitó al Real Acuerdo la posibilidad de que sus fieles aportasen lo necesario para una tercera corrida y así poder quedarse con los beneficios obtenidos. Decían así: 

A Vuestra Excelencia pido y suplico se sirva en conceder a mi Parte su Licencia, permiso y facultad, para que en los expresados dias, y puesto pueda hazer la Cofradia a su cargo, coste y beneficio la dicha fiesta de toros

Francisco de Goya, La desgraciada muerte de Pepe Illo en la plaza de Madrid. Museo del Prado

De esta forma, mediante una corrida benéfica, los benefactores de la iglesia pretendían rematar las obras del Portillo; acción que conseguirían llevar a buen puerto al poco tiempo. Aunque como hemos dicho, los festejos solían llevarse a cabo en la plaza del Mercado, en este caso se hicieron en el Coso y alguna calle adyacente para regocijo del público zaragozano.