Ignoramos sus nombres y también como aprendieron el oficio, pero sabemos que la imprenta oscense de finales del siglo XVIII y principios del XIX contó con tres mujeres que practicaron el arte de la tipografía y regentaron de forma diligente sus talleres.
Fueron durante casi un siglo impresoras de las publicaciones de la Universidad de Huesca y sus trabajos están marcados por su calidad y belleza tipográfica.

En sus ediciones, figuraban como pies de imprenta «Viuda de Miguel de Larumbe», «Viuda de Mariano de Larumbe» e «Imprenta de la Viuda de Larumbe» y nunca su nombre, en una sociedad en la que, sin duda, el trabajo de una mujer requería de la existencia cercana de una figura masculina que lo avalase. Sin embargo, sus impresos son testimonio de la calidad y corrección de su trabajo y por ello son también su huella, su recuerdo y su memoria.

Sirva entonces, esta mención, como reconocimiento a todas aquellas mujeres que han escrito la Historia sin nombre propio.