El castellano es la lengua romance que se formó por la evolución del latín vulgar en torno a la cordillera cantábrica, en áreas próximas al dominio del euskera, que actuó como substrato. Desde el siglo XIII, este idioma reemplazó casi totalmente al latín en las expresiones escritas de la Corona de Castilla: es uno de los primeros territorios de Europa donde se produjo el cambio. La vinculación de la lengua al Estado más poderoso de la antigua Hispania explica que, junto al más habitual nombre de "castellano", pronto se le llamase también "español".
El castellano se manifiesta alguna vez en la Corona de Aragón desde el siglo XIII, sobre todo en la diplomacia, pero no se introdujo claramente hasta la elección del rey Fernando I en el Compromiso de Caspe de 1412 y, sobre todo, el reinado de su hijo Alfonso V. Entre 1450 y 1550 reemplazó progresivamente al aragonés y al catalán en todas las expresiones escritas del reino.
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