Su vida se conoce muy bien gracias a la autobiografía que dictó, el Libre dels Feyts.
Jaime I tenía cinco años cuando su padre, Pedro II, murió en Muret y él fue apresado. Al regresar a Aragón un año después fue encomendado a los templarios de Monzón para ser educado.
Expandió la Corona a costa del Islam gracias a la conquista de los reinos de Mallorca y Valencia hacia 1229 y 1238, respectivamente, aunque renunció definitivamente a intervenir en el sur de Francia. Para consolidar su autoridad interna, Jaime I estableció que Valencia conformase un reino diferenciado respecto a Aragón y Cataluña, bajo su control directo, e hizo aprobar unas leyes uniformes para todos los aragoneses, los Fueros.
Murió el 27 de julio de 1276 y fue sepultado en Poblet.