Antes de ser coronado, Juan ostentó el título de Duque de Gerona, iniciando así una costumbre mantuvieron posteriormente los herederos al trono.
Su reinado estuvo marcado por la parálisis política debido a los desencuentros entre las Cortes y la monarquía, una realidad que se escondió tras la fachada de una corte aristocrática dedicada a las actividades culturales y la caza, lo que le valió el apelativo de “el Cazador”.
Esta situación, sumada a la crisis económica imperante y a la necesidad de organizar ejércitos para detener la rebelión de Cerdeña o la invasión del duque de Armagnac a través del Pirineo, le ocasionaron graves dificultades financieras.
Falleció por una caída de caballo el 19 de mayo de 1396, y fue sucedido por su hermano por no tener hijos varones. Fue enterrado en Poblet.